A Federación revuelta…. Socorristas arrastrados

En los últimos meses hemos venido asistiendo a toda una serie de acontecimientos relacionados con la gestión y funcionamiento de las Federaciones Deportivas de Socorrismo, y particularmente de la Federación Andaluza de Salvamento y Socorrismo (FASS), que afectan tanto a los aspectos organizativos y de gestión, como a los deportivos y a la formación de Socorristas Profesionales. Asimismo, FASS se ha visto envuelta en varias reclamaciones judiciales promovidas por empresas privadas que alegaban diversas irregularidades y defectos graves en las informaciones y publicidad de los Cursos de formación de Socorrismo Profesional así como también respecto a los procesos de “homologaciones”, “convalidaciones” o similares. En ellas presuntamente se atribuían a los certificados expedidos por FASS y algunas de sus empresas colaboradoras una mayor validez frente a otras acciones formativas, así como también por la expedición de licencias de ámbito estrictamente deportivo para la actividad profesional de los socorristas.

Recientemente hemos tenido conocimiento de varias resoluciones administrativas y judiciales al respecto, parte de esa documentación puede consultarse en este enlace. También la Asamblea General de la Federación Española de Salvamento y Socorrismo (FESS) intentó el pasado año desintegrar a la FASS , lo que fue contestado por la FASS en un comunicado aludiendo (ver comunicado) a su paralización ante un proceso contencioso abierto. Finalmente, la FESS ha aprobado el pasado 27 de Marzo la desintegración de la FASS (ver noticia),

Vamos a hacer un intento de resumen de los puntos relevantes de todo este embrollo, que con todas las reservas, sería más o menos el siguiente, dada la complejidad del asunto y sus posibles repercusiones jurídicas:

– El presidente de FASS ha sido inhabilitado por un año.

– La Junta de Andalucía ha nombrado una Junta Gestora y FASS tiene que repetir todos los procesos electorales desde el año 2000.

– Esta Junta Gestora tiene también que hacer una auditoría económica. Según algunas informaciones, aunque no hemos podido confirmarlas, FASS presuntamente tendría una deuda superior a 500.000€.

– La FESS desintegra a la FASS, es decir la separa de su estructura, y asume la gestión deportiva en Andalucía, aunque al parecer, que por un proceso contencioso-administrativo esta acción está paralizada de momento.

– Tanto la Junta de Andalucía como el Defensor del Pueblo Andaluz han emitido resoluciones contra la FASS y otras empresas asociadas, por utilizar logotipos oficiales de forma fraudulenta en las acciones de formación, así como por información no veraz en la publicidad de los cursos, como indicar que tenían reconocimiento oficial o mayor validez.

 

No es el objetivo de esta entrada tratar los aspectos ni de organización interna, ni de la relación entre las Federaciones; ni tampoco los aspectos relativos a las actividades deportiva y de competición del Salvamento Deportivo, que son de competencia exclusivamente federativa, sino que queremos intentar analizar lo que puede suponer en particular todo este batiburrillo para el Socorrista Profesional que se formó con FASS o alguna de las empresas que tenían acuerdos de formación y para todos aquellos que tienen un certificado de formación como Socorrista Profesional avalado por FASS.

En definitiva, surgen preguntas como las siguientes:

– ¿Qué ocurre con los Certificados de formación como Socorrista Profesional avalados por la FASS?.

– ¿Tienen estos certificados validez y serán reconocidos para el ejercicio profesional?.

– ¿Tienen los afectados que hacer alguna acción para asegurar su ejercicio profesional con dichos certificados?.

 

Empecemos por decir que en Andalucía no existe una normativa que regule el ejercicio del Socorrismo Profesional, -como sí existe en Galicia, por ejemplo-, y tampoco un registro de profesionales sanitarios en el que hayan de registrarse, -como sí lo hay en Madrid- y que, en la práctica, se admite prácticamente cualquier certificado de formación no reglada.

Merece la pena detenernos en el contenido del comunicado de FASS publicado el 19/02/2016. En él se dice textualmente lo siguiente:

“Respecto a las formaciones relacionadas con el salvamento y socorrismo, SALVANDO SU CARÁCTER DE HABILITACIÓN VALIDA A EFECTOS LABORALES -E INDEPENDIENTEMENTE DE SU MAYOR O MENOR CALIDAD Y CONTENIDO EN FUNCIÓN DE LAS HORAS, MATERIAS Y EXPERIENCIA DEL PROFESORADO QUE LA IMPARTE, para que tengan carácter federativo OFICIAL EN EL ÁMBITO DE ANDALUCÍA tienen que estar canalizadas por la Federación Andaluza de Salvamento y Socorrismo, careciendo de validez FEDERATIVA OFICIAL EN EL ÁMBITO DE ANDALUCÍA aquellas formaciones de empresas privadas que haciendo uso de LA EXCLUSIVA Y ÚNICA APROBACIÓN BAJO EL ÚNICO logo EXCLUSIVO de la Federación Española no hayan homologado su formación DE ACUERDO A LOS CRITERIOS FORMATIVOS Y DEPORTIVOS DE la Federación Andaluza de Salvamento y Socorrismo en territorio Andaluz.”

Lamentablemente, este párrafo tiene una redacción que puede dar lugar todavía a una mayor confusión, pero cuando se lee con detenimiento, vemos que hay dos partes bien diferenciadas:

Por un lado, la segunda parte del comunicado (marcada en verde) indica que la formación no tiene validez en el ámbito federativo -aclaremos: exclusivamente en el ámbito deportivo y organizativo interno de la FASS o de su relación con el resto de las estructuras federativas-, salvo que dicha acción formativa estuviera homologada por la FASS o cumpla con sus criterios formativos, -insistimos, del ámbito deportivo-, por tanto, esto no debería afectar en manera alguna al ejercicio profesional del Socorrismo.

Por otro lado, las primeras líneas, que están marcadas en rojo, indican que los certificados tienen una habilitación válida para el ejercicio profesional. Es decir: si obtuviste la certificación de Socorrista Profesional y tu “diploma” lo ha expedido la FASS, podrás seguir trabajando como hasta ahora. Del mismo modo, si el certificado lo expidió directamente alguna de las empresas, en lugar de la FASS, tendrá exactamente la misma validez dentro del ámbito laboral, como formación no reglada.

Una vez más, recordar lo que el Consejo Superior de Deportes dijo ante una consulta al respecto: “Las personas que superen el curso de socorrista acuático de la Federación Andaluza de Salvamento y Socorrismo (FASS) obtendrán un Diploma y NO una titulación oficial y por tanto la validez y legalidad de dichas acciones se amparan en el ámbito del Derecho privado”. Tampoco está de más consultar esta página del CSD acerca de las homologaciones, convalidaciones, equivalencias y correspondencias.

Y volvemos a insistir: todas las certificaciones o diplomas de formación no reglada tienen la misma validez en el ámbito laboral, sea cual sea la entidad que los expida.

Ahora bien, hay un punto a destacar en la alusión que la FASS hace en su comunicado respecto a esta formación, cuando se refiere a “su mayor o menor calidad y contenido en función de las horas, materias y experiencia del profesorado que la imparte”.

Porque ese es precisamente el aspecto que debería de marcar la gran diferencia a la hora del ejercicio profesional. Porque desde ese mismo ámbito federativo se debería haber apostado por la calidad y ser en la referencia formativa del sector; mimbres de sobra tenían para ello.

Sin embargo, hace más de 20 años, fueron otras entidades las que dieron el salto y ahora ocupan esa posición de referencia; algunas en la gestión del Socorrismo como un negocio empresarial honesto que puede generar beneficios sin perder de vista los principios y protocolos por los que se rige nuestra actividad, -y aquí podríamos citar unas cuantas personas y empresas-; y otras en cuanto a la generación de contenidos técnicos y docentes, -y aquí también podríamos citar otras tantas, incluso federativas-. Lamentamos decir que, aparentemente, menos de las que serían deseables están en el ámbito federativo que, a pesar de lo que por su historia podría ser, dista mucho de ser la referencia técnica del sector mientras que entidades pequeñas y de ínfimos recursos como la Escuela Segoviana de Socorrismo, sí han contribuido a elevar de modo significativo el nivel profesional de sus contenidos formativos, técnicos o de prevención.

No en vano, en la Escuela Segoviana de Socorrismo llevamos ya muchos años (desde 1996) diciendo que lo primero que hay que mirar del diploma de Socorrismo es la parte de detrás y el programa de formación, dónde vienen reflejados los contenidos, horas reales de formación, el perfil del profesorado  y el ámbito profesional para el que sirve la formación impartida.

En segundo lugar, como en cualquier puesto de trabajo, hay que evaluar los conocimientos y capacidades reales del Socorrista. Porque su capacitación y desempeño dependen no sólo de la calidad de la formación recibida, que es un factor importante, sino también del propio Socorrista, de cómo haya sido su interés por formarse adecuadamente, aprender de sus profesores y mantener sus conocimientos frescos y al día. Ya en 1998 la ESS publicó un estudio sobre el Perfil del Socorrista Profesional de Segovia que destacaba que el factor del interés personal era el que mostraba tener más peso en la calidad profesional del Socorrista.

Sin embargo, la cada vez mayor oferta de cursos «low-cost», a distancia, o totalmente «on-line», que lo que fomentan es poco más que el intercambio de dinero por un certificado, tiran por tierra cualquier interés que pueda tener un futuro Socorrista de trabajar duramente para formarse en condiciones. ¿Para qué hacerlo si es más cómodo y barato pagar y listo?.

Que la FASS haya estado, según parece, 15 años haciendo de su capa un sayo; que desde el ámbito federativo se siga mezclando insistentemente el deporte con la profesión; se sigan ofreciendo las «licencias» para ejercer la actividad profesional (aunque se ofrezcan lo que en realidad son cuotas de asociado, como «licencias profesionales» aliñadas con un seguro de responsabilidad civil, algo que ni es obligatorio ni parece necesario); que se siga promulgando la falsa mayor validez de unas u otras certificaciones; que se continúen ofreciendo «convalidaciones» y «homologaciones» de certificados de otras entidades, que en realidad son cursos de 25 ó 30 horas, que sin perjuicio de la formación que impartan, en la práctica suponen cambiar el certificado actual por otro certificado de validez similar al que ya se tenía (por cierto, con una tasa nada barata por cierto, entre 180 y 230€). En fin, nada de eso ayuda a clarificar el panorama.

Que tantas empresas privadas sigan ofreciendo formación que no cumple, por ejemplo, los requisitos exigidos por la normativa de la Comunidad de Madrid y que la respuesta de la administración que luego los valida se diga que no pueden hacer nada; que no haya ni siquiera una mínima labor inspectora que verifique los casos que se denuncian porque ya de entrada la propia publicidad del curso incumple de modo flagrante dicha normativa; que el Socorrismo siga sin una regulación que cubra todo el ámbito estatal y que las comunidades autonómicas vayan cada una por su lado, planteando un intrincado panorama de desigualdades y quebraderos de cabeza para Socorristas y empresas; que los convenios recorten los sueldos y se cuestione la necesidad del Socorrista o le asignen otras funciones… y podríamos seguir enumerando puntos… Todo eso no augura nada bueno ni para el Socorrismo como profesión, ni como sector laboral, ni como actividad técnica y docente y se refleja claramente en los cursos de formación. El alumnado de los Cursos de Socorrismo ha caído una media del 50% en los últimos cinco años, y eso como mínimo.

Es el momento de que este embrollo se aclare de una vez, y que cada vez más desde el sector se haga presión al respecto. Es el momento de exigir que el Socorrismo Profesional tenga un reflejo normativo que sea uniforme en toda España, contemplando las diferentes necesidades de los distintos entornos acuáticos y que el sistema de formación y contenidos y su evaluación esté regulado y se gestione de manera uniforme, (sin obviar la vía de la formación reglada a través de los módulos de formación profesional o los certificados de profesionalidad, que dan de sí para una entrada aparte).

Muchas veces hemos debatido, aunque sin coincidir en su idoneidad, acerca de un sistema similar al de las autoescuelas, en dónde el contenido de la formación está regulado, cuenta con varios niveles y dónde la evaluación y la certificación las lleva a cabo un sistema externo e independiente del formador. Con la perspectiva actual quizá no sea tan descabellado que se implemente un sistema parecido en Socorrismo Profesional.

 

La responsabilidad del Socorrista.

 

No queremos cerrar esta entrada sin apelar a los propios Socorristas. Son muchas las consultas que todos los años recibimos preguntando por éstos y otros aspectos y la mayoría son reiterativas. Sentimos decirlo, pero a veces nos preguntamos si es que los Socorristas somos tontos en el aspecto laboral. ¿Es que no sabemos buscar y leer el convenio que regula nuestra actividad y establece las tablas salariales, la jornada y otros aspectos cruciales que debemos conocer?. ¿Es que por el hecho de ser mayoritariamente una actividad temporal o estacional tenemos que soportar condiciones laborales que en cualquier otro sector similar (p.e. la hostelería) pondrían a los sindicatos en pie de guerra?. ¿Por qué caemos en la trampa de la «validez»; las «convalidaciones»; las licencias; o tragarnos sin más los: «este diploma aquí no vale»…?, etc., etc.

Socorrista Profesional: ¡No te dejes engañar por las medias verdades y las redacciones ambiguas!.

¡Infórmate!; ¡Pregunta!; ¡Consulta!; ¡Ve a Consumo!; ¡Exige!; ¡Denuncia, si es necesario!. ¡Pero no piques!.

Y sobre todo: no compres un papel, porque mañana puedes caer en la impericia, al no saber lo que por tu posición profesional deberías dominar, y estamos hablando de vidas. ¡Compra la mejor formación que puedas; la estás pagando y debes exigir que sea excelente!.

¿Qué ocurre si me baño en una playa con Bandera Roja?

Javier Reguera, abogado especialista en Derecho Penal colabora con una breve reflexión sobre el delito de omisión del deber de socorro y sobre la conducta de la víctima y del socorrista en un caso de bandera roja.

PlayaBanderaRoja

Imagen: Radio Nacional Perú 

Durante la época de verano muchas personas visitamos lugares costeros con la idea de pasar unos días en la playa. Si bien en la mayoría de las ocasiones nos encontramos con el mar en calma, no es de extrañar que, en algún momento, nos podamos topar con aguas revueltas y con la famosa bandera roja.

Y aun en una playa vigilada con la bandera roja no es infrecuente que alguien entre en el agua, y es éste hecho el que quiero analizar, brevemente, desde la perspectiva de diversas situaciones que pueden suceder y desde la óptica del socorrista.

El bañista que desafía la prohibición del baño con bandera roja

Imaginemos que Pedro, habiendo visto la bandera roja y teniendo consciencia de su significado, entra en el agua y, debido al estado del mar, no puede salir y necesita ser rescatado. Del anterior supuesto parece evidente que Pedro ha cometido un acto imprudente ya que la bandera roja podría ser equiparable a una señal de prohibido y éste, con el conocimiento de lo que representa la bandera, entra y asume la probabilidad de ponerse en peligro.

Nadie será responsable de su autopuesta en peligro, salvo él mismo. Y, además, se expone a recibir una -probablemente muy cuantiosa- sanción económica que cada vez más ordenanzas municipales contemplan para estos casos.

SosAdvierte

Imagen: Diario Informacion

¿Y si el Socorrista fallece durante el rescate?.

Pero no sólo eso, sino que pudiera darse el caso de que el socorrista de la playa al advertir este hecho, decidiese ir al rescate y, como consecuencia, fallezca en el rescate y el bañista no.

En principio, no podríamos negar de facto que la conducta del bañista no sólo habría puesto en peligro su propia vida sino que, por su comportamiento, obviando la bandera roja, habría influido en el fallecimiento del rescatador. Ahora bien, ¿sería imputable la muerte del socorrista a la conducta del bañista?.

En mi opinión no es tan fácil delimitar, a efectos jurídico-penales, que la conducta del bañista sea la causa directa del fallecimiento del socorrista y ello porque es el socorrista quien decide ir al rescate, conociendo la existencia de bandera roja y, por su formación, sabe más aun que el bañista, los riesgos del agua enfurecida y aún así ha decidido ponerse en peligro conscientemente, aunque sea por salvar a un tercero.

No obstante, desde el punto de vista civil, la familia del socorrista fallecido sí que podría formular una demanda contra el bañista por su negligente comportamiento, solicitando la correspondiente indemnización.

AhogadoPlayaPolicia

Imagen: Diario Información

La decisión del Socorrista ante una situación de peligro para su vida.

Dicho esto, es necesario plantear esta cuestión: ¿cuál debería ser la conducta del socorrista ante un salvamento que pueda poder en grave peligro su vida?

Y ésta debe ser, sin lugar a dudas, poner en marcha a los recursos de salvamento que tengan los medios suficientes para llevar a cabo el rescate sin poner en peligro más vidas. Debe activar su protocolo operativo de trabajo y en caso de que éste no sea suficiente, debería llamar al 112 o similares para que a través del apoyo que sea necesario (embarcación, helicóptero, etc.) procedan a extraer al bañista, reduciendo el peligro sobre la vida del rescatador.

La conducta descrita en el párrafo anterior queda delimitada y viene amparada por los artículos 195.1 y 2 del Código Penal, relativos a la omisión del deber de socorro, donde se propone pena, por un lado, «para aquel que no socorriere a una persona que se halle desamparada y en peligro manifiesto y grave, cuando pudiere hacerlo sin riesgo propio(…)” y, por otro lado, para “el que, impedido de prestar socorro, no demande con urgencia auxilio ajeno”.

Es decir, el Código Penal ofrece las respuestas sobre la conducta del socorrista en un caso de bandera roja. Si esta en peligro su vida o su conducta de rescate puede conllevar un riesgo grave para su vida, no tendrá el deber de actuar y, en el caso de no poder prestar socorro directo, deberá solicitar con urgencia auxilio a otros operativos.

Por ello es necesario que los protocolos de trabajo y actuación de los operativos de cada playa estén redactados de manera clara y establecidos por escrito, y sean conocidos por todos los socorristas del equipo para saber qué operativo es el necesario en cada caso y cuándo iniciar los trámites para su activación, de manera que la toma de decisiones se vea facilitada a la hora de responder ante situaciones como las descritas. De igual manera, debe de existir, por ejemplo, un registro de los cambios de banderas, en el que consten las horas y los motivos del cambio.

En este sentido, hay que mencionar que lo anterior es teoría y ante un proceso judicial por omisión del deber de socorro lo importante no es lo que realmente sucedió, sino lo que se pueda probar y, con ésta premisa, habrá que demostrar -en el caso del socorrista que decidió no rescatar- que estaba la bandera roja; que era peligroso iniciar un rescate por agua con los medios que el socorrista tenía disponibles, y que tomó otras medidas para llevar a cabo el rescate con garantías. El problema y una posible condena surgirán si no se hace nada.

JavierReguera

Javier Reguera Gómez
Abogado especialista en Derecho Penal
www.regueraabogados.com

Curso de Socorrismo en Playas – Primavera 2017

204

La Escuela Segoviana de Socorrismo, AETSAS y Socorristes del Mediterrani convocan un Curso de Socorrista en Playas, a celebrar en El Perelló (Valencia) en una próxima convocatoria en la Primavera de 2017.

DESCARGAS: 

Cartel (2016)

Folleto informativo (2016)

Hoja de Inscripción

Características:

– Curso Intensivo de Especialización en Socorrismo en Playas

– Carga lectiva: 40 horas.

– Para Socorristas en activo.

– Válido como Actualización y Reciclaje realizando la prueba física correspondiente.

Horario y fechas provisionales:

A determinar.

Requisitos:

– Estar en posesión del certificado de Socorrismo en Piscinas e Instalaciones Acuáticas (contenido mínimo según los requisitos exigidos en la Comunidad de Madrid).

– 18 años cumplidos, buen estado físico y competencia acuática.

Inscripciones:

– Pre-inscripción abierta para los interesados  a través del formulario de contacto.. Se requiere un grupo mínimo de 12 personas.

Importe

– Socorristas formados AETSAS, E.S.S. y Socomed: 285,00 €

– Resto de Interesados: 325,00 €

Incluye material de documentación, prácticas, la tramitación de la homologación en la Comunidad de Madrid; alojamiento, comida y cena del sábado y desayuno del domingo. (El domingo se organizará comida de despedida, opcional).

Información
SOCOMED: Teléfono: 636.903.106 – 670.287.461
Escuela Segoviana de Socorrismo: Teléfono: 644.056.854
AETSAS: Teléfono: 690.874.835

Comunicaciones y consultas: secretaria@sossegovia.com

INFORMACION IMPORTANTE:

La certificación de la formación en Socorrismo Profesional impartida por la Escuela Segoviana de Socorrismo es formación no reglada y con carácter no oficial, al igual que el resto de las acciones de formación en Socorrismo no adscritas a formación reglada, que imparten organizaciones privadas y las Federaicones deportivas. .

Cumple los requisitos para ejercer profesionalmente como Socorrista Acuático en Piscinas e Instalaciones Acuáticas y con esta formación, los Socorristas pueden acceder a los trámites de homologación o la inscripción en registros profesionales que son necesarios en algunas Comunidades Autónomas  y son computables para otras comunidades como Galicia con procesos de acreditación propios.

Las certificaciones de formación no reglada tienen la misma validez y no hay ninguna certificación que tenga una mayor «validez» aparte del prestigio o consideración que pueda tener en el mercado laboral. 

Porqué tus hijos no deben usar manguitos.

 

 

Cuando empieza la temporada veraniega y todo el mundo inunda playas y piscinas, el Socorrista que llevo dentro empieza a echar humo cuando veo a los niños flotando en la piscina con manguitos, flotadores, chalecos o cualquiera de esos artilugios flotantes que venden en los baratillos.
¿Por qué me enervo?. Como profesor de natación y de socorrismo, puedo afirmar que el hecho de que tus hijos utilicen flotadores o manguitos es una de las cosas más peligrosas que puedes hacer con ellos en el agua.

Fuente de la imagen: www.lne.es

Cuando ponemos manguitos o flotadores a un niño en el agua ocurren dos cosas:

1 – El niño tiene una falsa sensación de confianza. Empiezan a creer que ya son capaces de nadar y por tanto, no aprenden a flotar por sí mismos.
2 – Los padres y adultos tenemos una falsa sensación de seguridad.

Ya sé que lo más sencillo es darle al niño uno de estos artilugios mientras te sientas en la terraza o en la silla de playa y lees o charlas con tus amigos, pero hasta que tu hijo pueda estar seguro en el agua por sí mismo, tu sitio es: a su lado en la piscina. Me da igual si se te estropea al maquillaje o el peinado; hace mucho sol; hoy no te has afeitado; el bikini te hace culo o ese bañador bermuda tan moderno te marca barriga.

Hasta que tu hijo sea completamente autónomo en el agua, tu prioridad número uno en la piscina y en la playa es estar en el agua con él, ayudándole a aprender cómo flotar, usar sus brazos y piernas para desplazarse, meter la cabeza y hacer burbujas.

Lo que, día tras día, veo en todas las piscinas es padres y madres poniendo manguitos sus hijos como un sustituto de la supervisión adulta en el agua. He perdido la cuenta de cuántas veces me he dado cuenta de que era el único adulto al lado del agua con mis hijos, rodeados de un montón de niños con chismes flotantes, mientras sus padres están charlando, leyendo, mirando el móvil muchos metros más allá, o en el bar.

Haz click para ver el vídeo

Soy un aguafiestas, lo sé; pero eso es totalmente inaceptable. Entiende por qué.
La realidad es que los manguitos pueden hacer que el niño se quede bajo el agua a poco que se escurran del codo, algo que es lo más fácil que suele ocurrir, por ejemplo, cuando saltan al agua desde el borde (aunque se los hayas puesto muy apretados).
Tu hijo enseguida da por sentado que puede estar en la piscina sin que estés tú, pero no que lo sabe es que no podrá nadar sin las ayudas flotantes. Con ellas sólo perciben que «pueden» nadar. Y eso abre la ocasión a que decidan entrar en el agua cuando tú no estés a su lado, lo que puede tener consecuencias mortales.
Los manguitos fuerzan al niño a una posición vertical, que es la manera más ineficiente de nadar. Los chalecos salvavidas homologados son bastante mejor, pero no dejan de ser poco menos que una muleta para un padre que no está al alcance del brazo de sus hijos. Los niños tienen que aprender cómo nadar y flotar horizontalmente y con ayudas flotantes nunca lo hacen.

¿Qué es lo que tu hijo necesita aprender sobre cómo estar seguro en el agua?.

1 – NUNCA ha de entrar en el agua sólo si no hay un adulto. NUNCA. !Y NO HAY EXCEPCIONES!.
2 – El único soporte de flotación tiene que ser él mismo o la ayuda de un adulto. Sin flotadores, manguitos, chalecos, etc.
3 – Si otro niño, un juguete, el perro, etc. cae en el agua, tiene que buscar un adulto para que les ayude. En la piscina de casa o de la urbanización, la playa o en cualquier otro sitio dónde haya agua.

 

Entonces te preguntarás: ¿tengo que enseñar a mis hijos a entrar en el agua sin ayudas flotantes?. Pues no. Permíteme explicarlo.

Tus hijos necesitan aprender a nadar. Incluso si no vives en una zona donde haya muchas áreas acuáticas, aprender a nadar es muchísimo más importante que aprender a montar en bicicleta o cualquier otro deporte que puedas imaginar y al que seguro dedicáis un tiempo considerable. Es una habilidad de supervivencia. Y ellos tienen que saber cómo auto-rescatarse si caen en una piscina o cualquier otro medio acuático. ¿Cómo?. Siendo capaces de flotar, nadar hasta la orilla y poder salir por sí mismos. Y no van a aprenderlo si lo único que hacen es jugar en el agua con los manguitos. Sólo podrán adquirir seguridad en el agua sin ayudas flotantes y bajo la ayuda y supervisión directa de un adulto.

Fuera de las clases de natación, las ayudas flotantes deben utilizarse únicamente cuando queremos conseguir que los niños adquieran o practiquen determinadas habilidades básicas o cuando en determinados entornos queremos que puedan hacer actividades «normales» que de otra manera no podrían, como por ejemplo jugar con otros niños en la piscina «pequeña» cuando todavía no sabe nadar o estar en la piscina «grande» con un hermano mayor, por ejemplo y siempre, siempre, con un adulto al lado al alcance de la mano. En estos casos debemos elegir siempre ayudas que no sean inflables (para evitar el riesgo de que se desinflen) y preferiblemente un chaleco salvavidas ajustado a su edad, talla y peso. Y siempre comprobar que cumpla todos los requisitos de homologación.

En realidad, si estas yendo a la playa o piscina este verano y tus hijos todavía no tienen esta clase de seguridad en el agua, debes invertir un poco de tiempo y dinero en llevarles a clases de natación. Dependiendo de cada niño, a partir de 2 años ya están preparados para aprender a flotar y desplazarse unos metros en el agua. Antes de esa edad, hay clases especializadas, pero lo que de verdad necesitan es jugar y familiarizarse con el agua, y siempre de la mano de un adulto.
La única excepción dónde las ayudas flotantes son obligatorias es cuando estamos en grandes masas de agua, como el mar, embalses o ríos. Aquí sí que es recomendable utilizar un chaleco salvavidas homologado apropiado a su talla y peso como medida de seguridad contra el ahogamiento. Pero insisto en que, aún así, debes estar al alcance de tu mano, lo que refuerza la regla de que mientras no sepan nadar, tienen que estar siempre con un adulto.

¿Y qué es saber nadar seguro?.

Cuando un niño puede nadar de forma independiente, es capaz de flotar por sí mismo, contener la respiración, sumergir la cabeza, salir de la piscina el sólo y se encuentra a gusto en el agua.

Cuando adquiere estas habilidades, podemos relajar un tanto la regla de estar al alcance de nuestra mano, pero nunca, nunca, abandonar la supervisión.
Después de años de estar en el agua con mis dos hijos en todas las sesiones de piscina y playa y de llevarles a clases de natación, mis hijos dieron ese salto evolutivo. Los dos se apuntaron a un equipo de natación para entrenar y desde siempre se han sentido como pez en el agua.
Pero antes de eso, siempre me habrás visto dentro del agua sosteniéndolos o jugando con ellos a tirarse y salir nadando hasta el borde. O sentado en el borde de la piscina pequeña o grande mientras se divertían cuando eran más mayores, pero siempre con los ojos en la piscina.

Era, y sigo siendo el Socorrista Personal de mis hijos y nunca confié su vida a que el Socorrista de la piscina tuviese que intervenir en el caso de que resbalasen o chocasen con otro niño y quedaran sumergidos, empezando a ahogarse por mi desidia o falta de supervisión.
Y, por cierto, seguro que con este calor se está mejor dentro del agua jugando con tus hijos que sudando al sol en el borde de la piscina.

PD: Además, un estudio de la Unión de Consumidores de Extremadura pone de manifiesto que los flotadores y manguitos incumplen la normativa. 

P.D. 2: A raiz de esta entrada hemos recibido muchos comentarios y consultas en Twitter. Los manguitos, churros y otras ayudas flotantes se utilizan habitualmente en las clases de natación, para que se sientan cómodos al principio, o para adquirir mejor determinadas habilidades, pero siempre con un objetivo docente claro. Si tienes dudas, observa y pregunta al monitor. Si no te convence, busca otro curso que sí trabaje estas habilidades básicas de supervivencia.

Consulta la página de la Asociación Nacional de Seguridad Infantil

Adaptación libre de http://renomomsblog.com/2015/06/09/why-water-wings-are-the-devil/

¿Por que enseñamos Socorrismo a las mujeres de África?

Nile Swimmers (Los nadadores del Nilo) es una organización británica que trabaja con programas de formación en países de ingresos bajos y medios, desarrollando las habilidades básicas necesarias para construir una estrategia sostenible de prevención de ahogamiento a largo plazo, enseñando a las personas a mantener a sus comunidades seguras en torno al agua. 

El agua en África es una bendición y al tiempo un recurso escaso. Sus habitantes tienen contacto con el agua a diario, sea en un pozo en el desierto sahariano o lavando la ropa o bañándose en las cuencas de grandes ríos, como el Nilo, que suponen la cosecha o la desgracia; la prosperidad o la miseria. Y también la muerte. A pesar de la fama de buenos nadadores que siempre han tenido los africanos, el ahogamiento es una epidemia real, de la que mueren más personas que de malaria, por ejemplo. Y muchos son niños.  

El trabajo que hace Nile Swimmers es enorme, formando a personas y comunidades para lograr que su relación con el agua sea más segura. Y a veces las estrategias chocan con prejuicios y barreras culturales, sociales y religiosas difíciles de sortear. 

Becky Sindall, la primera mujer instructora de Nile Swimmers ha escrito una entrada en su blog dónde explica de manera meridianamente clara una de las tácticas que utilizan para cambiar esta situación y conseguir resultados mucho más profundos y duraderos: enseñando a las mujeres.

No hemos podido resistirnos a traducir esta entrada:

Poco antes de regresar de mi último viaje a Sudán me preguntaron: «¿Por qué se le enseña a las mujeres a estos cursos? Hay muchas mujeres en Sudán y son un gran problema. Todas quieren ir a cursos de formación y luego cuando han terminado, se casan y tienen hijos. Nunca harán nada con las cosas que les enseñamos «.
Esta pregunta me irritó. Es cierto que todas las mujeres que he conocido están interesados en mejorar sus vidas y que la educación se ve invariablemente como el camino a una vida mejor. Es cierto que la gran mayoría de estas mujeres se casan y tienen hijos. Pero no he visto ninguna evidencia de que no hacen nada con lo que han aprendido.
Hillary Clinton dijo en en una conferencia en 2011: «Todos los estudios demuestran que cuando una mujer recibe tan sólo un año de escolarización, sus hijos tiene menos probabilidad de sufrir enfermedades o hambre, y más oportunidades de ir a la escuela. Ya conocen el proverbio: Si enseñas a pescar a un hombre, comerá toda la vida. Pero si enseñas a una mujer a pescar, alimentará a todo el pueblo».

Y por lo que he visto, esta frase está mucho más cercana a la realidad.
De los ocho participantes del Programa de Supervivencia Acuática seleccionados para convertirse en Maestros Instructores, seis son mujeres. Y uno de los criterios de selección fue la excelencia en transmitir los mensajes de seguridad acuática básica a sus comunidades.
Al menos la mitad de las mujeres que asistieron a los cursos de Mujeres Socorristas habían asistido a la universidad para convertirse en maestras y trabajaban como monitoras de natación. Ya estaban transmitiendo las habilidades vitales a otros. Todas querían llegar a ser Socorristas para conseguir que más mujeres tengan piscinas más seguras, aprendiendo lo que ellas consideran como una habilidad vital y que muchas mujeres sudanesas no poseen.
Los informes internacionales de desarrollo demuestran que la manera de mejorar la vida de los niños es mediante la mejora de la educación y la vida de sus madres. Las mujeres reinvierten esa mejora en una gran medida en sus familias y en sus comunidades. Por otra parte, en una sociedad marcada por la segregación basada en el género, los mensajes sobre la seguridad del agua y la prevención del ahogamiento nunca llegarán a todo el mundo si la mitad de la población está excluida de las lecciones que enseñamos, sólo por ser mujeres.
Sudán está cambiando y hemos visto una y otra vez que esos cambios están siendo impulsados por mujeres fuertes y decididas que han recibido las herramientas para marcar la diferencia entre los que les rodean.

Esto es por lo que enseñamos a las mujeres.

Tecnología en Socorrismo: ¿sí o no?, ¿cómo y cuándo?.

Hace ya tiempo que la tecnología quiere irrumpir con fuerza en el mundo del Socorrismo Acuático, un sector en el que los desarrollos tecnológicos no han tenido aparentemente mucho peso específico. Aunque los Socorristas profesionales llevamos muchos años utilizando embarcaciones, material de rescate y apoyo, entre otros, las principales innovaciones de los últimos años se han centrado su mejora, pero los avances basados en desarrollos tecnológicos y la incorporación de sistemas basados en computación o control a distancia, apenas están empezando a incorporarse al sector.

Vamos a recopilar las varias líneas de trabajo que existen y que podemos resumir en las siguientes:

 

Detección temprana de la víctima en riesgo o situación de ahogamiento
Basados en dispositivos de visión artificial o detección por cámaras asistidas por computador, estos sistemas analizan el comportamiento de los nadadores para determinar si pueden estar en riesgo de sufrir un proceso de ahogamiento. Su funcionamiento está basado en parámetros como la velocidad de desplazamiento, la profundidad a la que se encuentra el nadador y su pauta de movimientos, que se comparan con unos valores predeterminados. En caso de detectarse esta situación, una alerta avisa a los Socorristas del dispositivo para una intervención inmediata.

Fuente: http://www.poseidonsaveslives.com/

Fuente: http://www.poseidonsaveslives.com/

Hay al menos dos sistemas que llevan en el mercado varios años y en pleno funcionamiento: el francés Poseidon y el noruego: SwimEye  (que se presentó en primicia en españa en SICOD en 2014) Ambos se utilizan en piscinas y requieren la instalación de sistemas complejos de cámaras, ordenadores y dispositivos de control, información y aviso para los Socorristas.
Funcionan como un apoyo al Socorrista profesional, reduciendo el tiempo para la detección de las posibles víctimas y su rescate por los Socorristas del operativo. Al reducir el tiempo de intervención y por tanto el progreso de la situación de ahogamiento, se mejora el pronóstico de las víctimas.

Fuente: SwimEYE

Sus principales limitaciones son que requieren sistemas complejos y de coste elevado, que sólo son realmente operativos en piscinas y que los algoritmos en los que están basados para determinar las situaciones de alerta, aunque han avanzado exponencialmente, todavía tienen un amplio margen de mejora.

Hace unos meses un proyecto iniciado por estudiantes de la Universidad de Zaragoza se alzó con el prestigioso James Dyson Award. Cuatro estudiantes de diseño industrial y desarrollo de producto crearon «SURI«, un producto tecnológico cuyo objetivo es ayudar a los socorristas en la identificación de posibles víctimas para facilitar su rescate, basándose en cómo los suricatos controlan grandes extensiones de terreno cuando salen a alimentarse.

El sistema se compone de tres instrumentos: una cámara fija vigía que se instala en el puesto del socorrista y abarca toda su zona de control, y una tableta o iPad en la que se instala una aplicación móvil que monitoriza a todos los bañistas y lanza una alerta en el momento que presenten movimientos irregulares o exceso de tiempo bajo el agua. Por último, unas gafas de buceo con una pequeña pantalla incorporada y comunicada por wifi, permiten mantener la visión del ahogado, así como su posición, en todo momento, para evitar que se pueda perder de vista a la víctima cuando el socorrista acude corriendo al rescate. Todavía está en fase de desarrollo.

Dispositivos personales de detección de situación de ahogamiento

Se trata de pequeños dispositivos «wearables» que puede llevar el nadador en la muñeca, cabeza o cuello durante el baño y que se activan cuando el tiempo que pasa sumergido supera unos límites pre-establecidos, activando un sistema de alarma situado junto al Socorrista, o si se utiliza en otros entornos, como por ejemplo niños en piscinas domésticas o comunitarias no vigiladas, alertar a un adulto no entrenado de una posible situación de peligro de ahogamiento.

Fuente: Swimmband

Fuente: Swimmband

Este sistema puede también indicar la posición de la víctima en el agua, lo que facilita al Socorrista su localización dónde haya mala visibilidad en el agua, especialmente en entornos naturales (ríos, lagos, playas).
Hay varios dispositivos más o menos similares:
Iswimband
The Seal, Swim safe

Safety Turtle

Las ventajas de estos sistemas son su ligereza, ya que pueden llevarse en el cuello o la muñeca y que al utilizarse en combinación con teléfonos móviles o pequeños dispositivos son susceptibles de usarse en cualquier lugar, siendo especialmente indicados como una seguridad adicional para la supervisión de los niños en entornos domésticos, aunque no sustituyen en ningún caso la supervisión adulta.

Intervención rápida de apoyo al rescate en el agua

Básicamente son sistemas que logran un desplazamiento muy rápido hasta la situación de la víctima y que pueden proporcionarles apoyo y flotación mientras el Socorrista en servicio llega para completar el rescate. Hasta el momento hay dos tipos de sistemas cuyo objetivo primordial es reducir el tiempo de llegada hasta la víctima.

– Pequeñas embarcaciones teledirigidas:

El más desarrollado hasta el momento es E.M.I.L.Y (Emergency Integrated Lifesaving Lanyard), de la empresa Hydronalix (Arizona, USA), una especie de pequeña moto acuática radio-controlada con propulsión eléctrica capaz de llegar muy rápidamente hasta la víctima y que ésta pueda agarrarse a las cuerdas que la rodean, similar a un flotador salvavidas motorizado. Si la víctima es capaz de sujetarse, el dispositivo puede remolcarla hasta la orilla o mantenerla a flote mientras llega ayuda. El coste de EMILY es de unos 4.000 €.

Recientemente, el Center for Robot-Assisted Search and Rescue (CRASAR) de la Universidad de Texas ha donado dos de estos dispositivos a los voluntarios griegos que están trabajando con los refugiados que llegan a las islas griegas por mar.

– Drones con dispositivos de flotación personal (PFD):

El pasado verano la Fundación Vodafone patrocinó la puesta en marcha de un programa de drones «socorristas», que la empresa Trabajos Condron ubicó en varias playas de España, concretamente en las playas de Cabopino (Marbella), Ribadesella (Asturias), Isla (Cantabria), Cartagena (Murcia) y Benalmádena (Málaga) con pilotos formados por AESA (Agencia Española de Seguridad Aérea).

Otros desarrolladores españoles, como General Drones, han dado un importante salto en la integración de la tecnología con los servicios de Socorrismo.

Fuente: www.efetur.com Cedida por Vodafone

Fuente: www.efetur.com Cedida por Vodafone

El funcionamiento consiste en un dron teledirigido que porta un flotador salvavidas, tubo de rescate o similar, que al llegar a la víctima se deja caer para que ésta pueda agarrarse y mantenerse a flote mientras llega el Socorrista para su rescate. El coste estimado para la temporada de verano es de unos 6.000€ para el dron y el operador. Según las noticias aparecidas en la prensa, tan sólo ha sido necesario que intervinieran una vez para auxiliar a una víctima.

En ambos casos, las ventajas son la rapidez en la llegada hasta la víctima, que recibe un apoyo a la flotación que la permite mantenerse hasta la llegada del Socorrista. Evidentemente, sólo son efectivos si la víctima está en una situación en la que le sea posible agarrarse al dispositivo flotante y para ello es esencial que en primer lugar, se detecte e identifique que se está produciendo la situación de riesgo de ahogamiento, evidentemente, ello requiere que haya un operativo de Socorristas Profesionales.
De acuerdo con la secuencia de acontecimientos que se producen en un ahogamiento , las víctimas sólo son capaces de sujetarse al dispositivo flotante en los primeros momentos. Pasados apenas uno o dos minutos desde el incidente que desencadena la situación de ahogamiento, las victimas entran en una situación en la que ya son incapaces de agarrarse y mantenerse a flote incluso teniendo la ayuda flotante disponible.

– Dispositivos personales para el Socorrista

En el pasado SICOD2014 se presentó el dispositivo ASAP Watercraft, diseñado por Roos Kemp y que consiste en una especie de pequeña tabla de surf con propulsión eléctrica para un Socorrista que permite que el rescatador se aproxime a la víctima con gran rapidez. Las ventajas de este equipo frente a las embarcaciones o motos de agua es su pequeño tamaño y peso que la hacen fácilmente portable por el Socorrista mientras patrulla y su inmediata puesta en funcionamiento. Los prototipos fueron probados con excelentes opiniones por Socorristas australianos el pasado verano.

 

Otros desarrollos y dispositivos personales

Hay otros productos ya en comercialización, o en vías de desarrollo, que abordan líneas de trabajo diferentes que no son totalmente tecnológicas como tan, pero que recojo en la entrada atendiendo a las sugerencias recibidas, como por ejemplo, dispositivos personales que llevan un flotador o similar de inflado rápido y que permiten que una víctima en problemas pueda sostenerse en el agua cuanto tiene un problema y poder volver flotando a la orilla o mantenerse mientras recibe ayuda.

Por ejemplo, SwimIT, se está haciendo popular entre los nadadores de Triatlon por su ligereza y facilidad de uso.

Fuente: http://www.theswimit.com/

Fuente: http://www.theswimit.com/

Existen otros desarrollos diseñados para la seguridad de los niños más pequeños, tanto en la bañera como en las piscinas domésticas, así como alarmas de caída al agua y similares, que creo merece la pena revisar en una entrada aparte.

Tecnología en Socorrismo: ¿sí o no?, ¿cómo y cuándo?.

Algunos de los desarrollos comentados aportan ventajas que pueden ser relevantes a la hora de abordar una situación de ahogamiento: Reducir el tiempo de detección de un incidente o facilitar la llegada de apoyo flotante son factores que sin duda contribuyen a mejorar la respuesta y el pronóstico de la víctima rescatada. Emplear este tipo de sistemas especializados en estas tareas puede ser muy útil dentro de un operativo de Socorrismo.

Y esa, a nuestro juicio, es la clave para determinar la conveniencia o no de su empleo: hacerlo siempre dentro de un operativo de Socorrismo Profesional, puesto que, de otro modo no tiene sentido su utilización.
Los Socorristas y los operativos de Socorrismo profesional realizan un conjunto de tareas muy amplio que van desde la educación, la prevención, eliminación de riesgos hasta la reanimación de un ahogado, pasando por la vigilancia, detección, intervención y rescate, prestación de los primeros auxilios y reanimación, coordinación con los servicios de emergencia, por citar algunas.
Cuando se plantea un operativo, por ejemplo para la temporada de verano de una playa, se tiene que contar con el personal y el equipamiento necesarios para las circunstancias, ocupación y características de la zona en la que se interviene y creo que la práctica totalidad de los Socorristas profesionales deseamos un operativo correctamente diseñado, bien equipado con material «convencional» de rescate e intervención, con el apoyo de embarcaciones o moto acuáticas que se estime necesario conforme a esas características.

Hace unos días un periodista me preguntó cuál era el mejor dispositivo de rescate para una playa. Mi contestación fue que ningún sistema puede, por el momento, cubrir la variedad de tareas que realiza un Socorrista bien preparado dentro de un operativo bien diseñado y equilibrado, en cuanto a su flexibilidad, capacidad de interpretación, respuesta y reacción ante las diversas situaciones.

En mi opinión, todos estos dispositivos son útiles y seguramente se irán incorporando progresivamente en la medida que progresen, aumentando su eficacia y reduciendo su coste. El error es poner los dispositivos, -como por ejemplo los drones-, por delante del propio operativo de playa o defender una estrategia basada en ellos, en detrimento del servicio de Socorrismo, que se ha demostrado válido, eficaz y mucho más rentable en términos de vidas salvadas.
Si analizamos la relación coste/beneficio que aportan los desarrollos tecnológicos veremos que, como se ha anunciado estos días, emplear casi 18.000€ en el operativo de playas de Torrevieja anunciando que «sustituirán a los Socorristas«, supone el coste de la contratación de 3 Socorristas Profesionales para todo el verano.

La utilización de este tipo de dispositivos, por su precio, limitaciones y alta especialización, debe de estar muy al final de la lista de necesidades de un operativo e incluirse únicamente siempre y cuando el resto de puntos cruciales estén debidamente cubiertos. El ajuste que los presupuestos han sufrido en los últimos años y que ha hecho que algunos operativos hayan estado incluso al borde de la precariedad en muchos aspectos tampoco van a facilitar su incorporación, al menos por el momento.

Luis Miguel Pascual
Director Técnico ESS.